Solamente consige hablar cuando grita
sus piernas tiemblan por el frío de la noche
detrás de la cenefa de la casa, le persiguen almas tristes
escucha llorar a María y su abuelo le hace señas.
Los huesos de los dedos a veces no le dejan escribir
las lágrimas se estancan en la yugular -sonríe-
Reniega de las cruces y las iglesias
vomita cuando conoce a un santo de papel
llora con el dolor de los demás.
Ama y sus gemidos exigen;
sus caderas demandan
sus cabellos atan mundos escondidos en su cerebro -luego escucha Hassid-
en el cuerpo y en la mente
Y tergiversa, transfigura, conguja versos que nadie entiende
está loca le dicen - no lo niega -
se sienta a tomar café con su par.
Antes de acostarse piensa mucho, piensa poco,
piensa en bien y en mal, antes de morir cada noche -vive-
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